miércoles, 29 de agosto de 2018

~ Capítulo III ~

- ¿Por qué te mudaste aquí?
- No lo sé, me cansé del ambiente en que vivía, quería cambiar de aires y a mi novio le ofrecieron un puesto aquí entonces me pareció una buena oportunidad para aceptar su invitación de vivir juntos, el único problema es que el puesto que le dieron es de mayor rango, por tanto, mayor responsabilidad, lo que significa, menos tiempo para mi pero bueno, al menos lo tengo los fines de semana.
- ¿Hace mucho que tienes novio?
- Si no me equivoco unos 5 años.
- Bastante...

Un silencio incómodo los invadió, Linda entendió que él no quería saber demasiado sobre su relación y que ella había hablado demasiado para la primera vez.

- Lo siento, estoy hablando mucho.
- No te preocupes.

Tomás estaba desesperado por encontrar un tema totalmente alejado a ello y alejar esa nube de incomodidad que los invadía. Ella tenía novio, era obvio, era muy bonita para no tener a nadie a su lado, no obstante, una parte de él deseaba realmente que no tuviera nada con nadie, en cierta forma deseaba que algo sucediera entre ellos dos.
Por suerte encontraron rápidamente un sitio donde comer algo y pasar el rato sin mucha molestia.
- Este sitio es mi favorito, seguro te encantará.
- Confío en tu palabra entonces.

El resto de la noche transcurrió con calma, hablaron un poco de todo pero no volvieron a tocar ese tema, él no quería saber demasiado sobre ello y ella lo había notado, lo que había encendido en su cabeza una fuerte alerta de que tal vez el interés que él mostraba iba mas allá que el de un simple amigo, algo que normalmente le hubiera hecho retroceder pero extrañamente esta vez sólo ignoró aquello ya que gran parte de ella sólo quería conocerlo.
Luego de comer algo, caminaron un poco más hasta que ella recibió una llamada aparentemente de él preguntando dónde estaba y en cuánto regresaría, y aunque ella se alejó un poco de Tomás para responder aquella llamada él pudo escuchar "en un momento voy, yo también te extraño, cariño, sólo salí a dar una vuelta con un amigo para conocer un poco la ciudad." Y luego un "sí, es sólo un amigo, prácticamente recién lo conocí."
Eso lo trajo a la realidad, aquello no era una cita, y ella no sería suya, no de la manera en la que él quería.
Una vez que colgó el teléfono se acercó a él con una leve sonrisa, casi disculpandose por incomodarlo con aquella llamada.
- Bueno... creo que ya debo irme.
- ¿Quieres que te acompañe a casa?
- No, tranquilo, tomaré un taxi, sólo acompañame a buscar uno y estaré bien con ello.
- Esta bien.

De pronto las sonrisas que habían compartido momentos antes de aquella llamada parecían haber sido borradas de sus memorias, ahora sólo eran cubiertos una vez más por aquella incomodidad.

Cuando el taxi echó a andar ella le escribió un mensaje:
"La he pasado de maravilla en tu compañía, muchas gracias por compartir esta tarde conmigo, espero se pueda repetir pronto."

A lo que él sólo pudo responder:
"Cuando quieras :)"
Y fue todo lo que supo de ella hasta la siguiente semana.

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